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Para que una empresa se convenza de que debe aplicar una gestión socialmente responsable, difícilmente lo hará con tópicos como: es de justica social, la empresa debe devolver a la sociedad lo que ésta le ha dado, es ético y es el único camino para salir de la crisis… Todos estos argumentos son ciertos, pero para convertir a un escéptico en seguidor y practicante de la RSE deberemos incidir en cómo pueden las empresas evaluar los beneficios específicos de la RSE.
Cada vez más empresas contemplan la Responsabilidad Social como una estrategia competitiva y de negocio, que crea valor para la empresa en un mercado global, cada vez más interesado en aspectos relacionados con temas sociales y ambientales. Leer más
La introducción de buenas prácticas ambientales en la gestión diaria de tu empresa conlleva beneficios para el medio ambiente… ¡y para tu bolsillo! Así mismo, mejorará tu imagen ante tus clientes, pudiendo generar un aumento de tus ingresos.
Según algunos estudios, la incorporación de medidas de ahorro y eficiencia energética en iluminación, equipos electrónicos y climatización de oficinas puede suponer un ahorro considerable.
Por lo tanto, por qué no comenzar ya?
A continuación, te mostramos una selección de buenas prácticas ambientales de carácter general en el sector de administración, oficinas y consultoría. En cada uno de los campos, se muestran algunos pequeños ejemplos a introducir en la gestión diaria de tu negocio.
Para poder fracasar en la gestión de la Responsabilidad Social Empresarial:
Sé pesimista… ¡seguro que todo puede ir a peor!
Evita cualquier forma de hacer que sea nueva o diferente. Tu lema debe ser “Nunca lo hemos hecho de esa forma antes”.
Piensa sólo en el beneficio inmediato. No te ocupes en planificar a medio y largo plazo.
No cuides a tus trabajadores, ni a tus clientes, ni a tus proveedores, ocúpate únicamente de que el balance económico sea positivo.
Piensa en realizar acciones “de cara a la galería”, que la RSE no forme parte, bajo ningún concepto, de la gestión interna de la organización. Entiende la responsabilidad social sólo como una herramienta de marketing.
Comunica a todos tus grupos de interés la firme convicción de que “nosotros nunca cometemos errores”. No hagas caso de lo que decía John Maxwell: “un hombre debe ser lo suficientemente grande como para admitir sus errores, lo suficientemente inteligente como para aprovecharlos y lo suficientemente fuerte para corregirlos.”
Preocúpate de que tus proveedores te suministren los productos sin tener en cuenta criterios de calidad, sociales ni medioambientales. Al fin y al cabo, lo que cuenta es que te lo entreguen a tiempo y con el precio adecuado.
Cree que las organizaciones no tienen ni valores, ni alma, ni esencia por lo que no es necesario gestionarlas con principios éticos.
Piensa que no es necesario informar a tus grupos de interés, de una forma clara y veraz, del qué y el cómo realizáis vuestros productos o servicios, ni de los logros conseguidos. Quién los quiere adquirir lo seguirá haciendo igualmente.
Sigue al pie de la letra las nueve directrices anteriores.
Ser (y no ser) socialmente responsable puede ser más fàcil de lo que parece. Y no os desaniméis, “El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia” (Henry Ford)
¿Se te ocurre alguna contra estrategia para no seguir fracasando y aprovechar todo lo que la responsabilidad social nos puede aportar? Compártela en nuestro grupo especializado en Responsabilidad Social.
A estas alturas nadie pone en duda que la igualdad de género en el mundo laboral y de las empresas no sólo es una cuestión de justicia hacia las mujeres sino que además beneficia a la sociedad y a la economía. En primer lugar porque hay un 50% del talento en el mundo infrautilizado. Si además tenemos en cuenta que ese 50% del talento posee, en muchos países, una formación superior, el resultado es que estamos perdiendo talento cualificado. Y eso es mucho dinero en pérdidas.
El petróleo es una sustancia fantástica y maravillosa. En nuestra empresa lo podemos usar como combustible para transporte, convertirlo en productosfarmacéuticos, pesticidas, plásticos, etc. El problema es que globalmente, en algún momento llegaremos a un punto de máxima producción de petróleo, el llamado ‘peak-oil’ (pico o zenit del petróleo) y cuando esto ocurra, estaremos en un compromiso y nos preguntaremos qué hacer al respecto.
Aunque el concepto continúa siendo polémico, lo cierto es que el modelo del peak-oil, formulado por primera vez en 1956 por M. King Hubbert, ha predicho correctamente el cenit de la producción de petróleo en cincuenta países. Siguiendo este mismo modelo, se prevé que la producción mundial de petróleo llegue a su techo a nivel mundial en los próximos años, así que no está de más empezarse a preparar para cuando eso ocurra,
Podemos ser escépticos y pensar que esto no nos afecta o que no nos puede pasar, tener fe en que “alguien” habrá previsto algo pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿está preparada mi organización para el peak oil? ¿Hasta qué punto dependemos de los combustibles fósiles y sus derivados? Y, mirando un poco más allá, ¿dependemos de otras empresas que también estarán comprometidas?
Poner en marcha un negocio o trabajar para mantenerlo y hacerlo crecer, no es una excusa para dejar la responsabilidad en casa. Al contrario, emprender es una acción responsable en sí misma y que puede contribuir al bienestar colectivo.
Disfrutar de crear y desarrollar un proyecto empresarial contribuyendo al crecimiento de las personas y a la protección del medio ambiente no sólo es compatible sino que proporciona además una herramienta de competitividad empresarial. En un momento en el que la ciudadanía está más concienciada que nunca y pide a las empresas algo más que la generación de riqueza económica la gestión socialmente responsable puede marcar la diferencia con los competidores. Leer más
El presidente de Uruguay, José Alberto Mújica, sorprendió a medio mundo con su discurso en la Cumbre Rio+20, alertando sobre la necesidad de gobernar el mercado y cuestionando el actual modelo de desarrollo social y económico.