El petróleo es una sustancia fantástica y maravillosa. En nuestra empresa lo podemos usar como combustible para transporte, convertirlo en productosfarmacéuticos, pesticidas, plásticos, etc. El problema es que globalmente, en algún momento llegaremos a un punto de máxima producción de petróleo, el llamado ‘peak-oil’ (pico o zenit del petróleo) y cuando esto ocurra, estaremos en un compromiso y nos preguntaremos qué hacer al respecto.

Aunque el concepto continúa siendo polémico, lo cierto es que el modelo del peak-oil, formulado por primera vez en 1956 por M. King Hubbert, ha predicho correctamente el cenit de la producción de petróleo en cincuenta países. Siguiendo este mismo modelo, se prevé que la producción mundial de petróleo llegue a su techo a nivel mundial en los próximos años, así que no está de más empezarse a preparar para cuando eso ocurra,

Podemos ser escépticos y pensar que esto no nos afecta o que no nos puede pasar, tener fe en que “alguien” habrá previsto algo pero la pregunta que debemos hacernos es: ¿está preparada mi organización para el peak oil? ¿Hasta qué punto dependemos de los combustibles fósiles y sus derivados? Y, mirando un poco más allá, ¿dependemos de otras empresas que también estarán comprometidas?

Esta problemática afectará a todas las organizaciones y empresas (sean grandes o pequeñas) ya que no depende de su tamaño sino del grado de dependencia del petróleo que tengan. Aún así las grandes empresas tienen gabinetes propios dedicados a realizar estudios y analizar lo que van a hacer. En cambio, autónomos y pymes no cuentan con tales especialistas por lo que tendrán que prepararse por su cuenta para sobrevivir en el nuevo paradigma.

Está claro que si va a haber una escasez, los más dependientes serán los que más sufrirán. En el fondo tenemos que minimizar la dependencia que tengamos de estas materias y energías, pero ¿cómo lo hacemos? Te proponemos 3 estrategias para empezar a pensar:

Ahorro y eficiencia

El primer paso a realizar siempre debe ser el ahorro y la eficiencia, ya que es más económico que hacer cambios más profundos.
Por ejemplo, una empresa de transportes puede optimizar sus rutas para ahorrar tiempo y kilómetros en los desplazamientos, esto supondrá ahorros a corto plazo. Si además tenemos una estrategia a medio plazo de utilizar vehículos más eficientes (por ejemplo, híbridos o eléctricos) obtendríamos beneficios adicionales.

Reducir la dependencia energética

Si imaginamos nuestra empresa en un contexto donde la energía está racionada, la mejor opción es ser autosuficientes: podemos producir nuestra propia energía ¿Y si empezamos por hacerlo parcialmente? Usando paneles solares podemos generar calor y electricidad sin depender del exterior. Al menos durante los días soleados…

Localizar la producción

En un entorno de escasez de petróleo es probable que el comercio tenga un carácter mucho más local, ya que el transporte será mucho más costoso. Quizá podremos sustituir los materiales habituales por otros que sean locales o reciclados.

Trabajar en red

Para implementar estos cambios será necesarios tejer unas fuertes redes locales con clientes y proveedores. Para empezar a construir tus redes puedes utilizar nuestro grupo para emprendedores y empresarios, así como los recién estrenados subgrupos Idaccion: México emprende e Idaccion: Ecuador, Colombia y Venezuela.

En cualquier caso, no existen soluciones perfectas ni milagrosas que resuelvan el problema a nivel general, pero sí que encontraremos buenas soluciones a problemas particulares que podremos aplicar con éxito y que nos harán menos dependientes del petróleo.

Un último apunte no menos importante sería pensar sobre la financiación de nuestra empresa en este escenario posterior al peak-oil. Si es posible minimizar la dependencia financiera – es decir, reducir nuestras deudas- al mismo tipo que la dependencia energética tendremos las manos más libres para encarar este futuro incierto.