La red hierve desde hace tiempo hablando de los retos del periodismo ante el nuevo entorno que dibuja la popularización de las tecnologías de la información y el conocimiento. Mientras alguien ve la profesión amenazada, otros ven grandes oportunidades gracias a las prestaciones 2.0.

¿Qué dirían los teóricos de la comunicación de hace 50 o 100 años ante la posibilidad de que cada ciudadano tuviera la oportunidad de escribir su propio periódico? Se trata de un escenario sin lugar a dudas inimaginable hace sólo unas décadas.

En efecto, la Web 2.0 permite que cada receptor pueda ser también emisor. ¡Qué oportunidad para un periódico la de tener miles de corresponsales en casi todas partes del mundo con cámaras fotográficas que pueden transmitir las imágenes instantáneamente a las redacciones e incluso a las ediciones!

El nivel de alfabetización en el llamado primer mundo avanza, y la mayor parte de la ciudadanía es capaz de escribir perfectamente un relato de cualquier acontecimiento al que haya asistido. Esto, unido a la posibilidad que ofrece cualquier terminal smartphone abre grandes posibilidades y también, algunas amenazas. ¿Con qué veracidad? Con la que la madurez de la audiencia le quiera otorgar. Así, sin mediaciones.

¿Es un Blogger un periodista? Puede que sí, puede que no. De hecho, tiene las herramientas para serlo, pero más que lo que sea la persona, interesa lo que haga, lo que escriba. Puede ser un articulista si comenta, reflexiona u opina sobre cualquier tema, y puede ser, en efecto, un periodista si relata un acontecimiento con cierto grado de exactitud, veracidad y objetividad. O incluso sin alguna de éstas, sólo hay que ver lo que circula por los medios convencionales. Puede que sea incluso más periodista que el licenciado o becario que se limita a permanecer toda su jornada laboral sentado en su despacho frente al ordenador y colgado del teléfono, copiando y pegando comunicados de gabinetes oficiales.

Estos trabajos pretendidamente periodísticos más bien rutinarios quizás estén condenados a desaparecer en las redacciones. Cuando un medio puede dar una noticia de estas, después de pasar por el conducto reglamentario, la red ya lo ha difundido a los cuatro vientos de forma casi instantánea, incluso con imágenes, voz y vídeo.

Otro aspecto a considerar es la ausencia de límites espacio-temporales en la red, a diferencia de los medios tradicionales, cuya extensión o tiempo son limitados y obligan a seleccionar los contenidos que se publican y los que no.

Entonces, ¿a qué se deben dedicar los periodistas? Pues a dar valor a sus contenidos, a trabajarlos, a escarbar. A sacar a la luz las informaciones que no fluyen normalmente. Las que no se aprecian a simple vista. Al periodismo llamado hasta ahora de investigación. El auténtico periodismo, el de buscar, rascar, indagar. ¿Para qué contar algo que el lector o la audiencia ya conocen?. El periodismo de investigación es, así, una clara oportunidad, tanto para el profesional como para las empresas, aunque esto requiera quizás una cierta agitación en el universo de los media y los siempre difíciles equilibrios entre estos y los poderes político y económico.

Esperamos que estos enunciados, en los que se puede profundizar ampliamente, puedan animar a reflexionar sobre las grandes posibilidades abiertas en este nuevo entorno infinito, y que nos han llevado a crear un . Únete y participa en este apasionante debate.